Milei Chronicles (5) Votantes Enfadados (Castellano)

Javier Milei Milei Chronicles
Javier Milei Milei Chronicles

Enfado por la falta de opciones

Los argentinos quieren cambio. Milei a ellos se los ofrece. Él canaliza su ira. A los votantes les da igual. Piensan que poco o nada podría ser peor para ellos. Al igual que el ex presidente estadounidense Trump, los seguidores de Milei están hartos de ser ignorados, dispuestos a romper Argentina si es necesario, para que algo nuevo (cualquier cosa) pueda evolucionar. Sostienen que las cosas no pueden ir mucho peor.

Ni UP ni PRO ofrecen políticas significativamente diferentes sobre cuestiones económicas clave para la Argentina en un contexto global. Por ejemplo, ninguno de los dos está especialmente en contra de la de-valuación de la moneda para conseguir mano de obra más barata, la mismisima mano de obra de sus votantes, aunque ello signifique que los argentinos no puedan permitirse viajar fuera de su falsa y colapsada economía, ya que su moneda literalmente carece de valor. Ambos coinciden también en los bajos regímenes fiscales y en el alto grado de evasión. En cuanto, por ejemplo, las regalías aplicadas al sector minero, son terriblemente bajas. En Argentina una mina de cobre paga 3% de regalías al estado, en Chile es 14%. Cuando la alianza PRO llegó al poder las bajó aún más a niveles que harían sonrojar a una nación africana (como Ghana, a 5%), mientras otorgando generosos subsidios estatales a esas mismas industrias extractivistas. Para cubrir la falta de ingresos del Estado, tanto el PRO como UP dependen en exceso de la venta de bonos de alto rendimiento denominados ambos en dólares y pesos, aunque a menudo en mora. Esto, sumado a la corrupción estatal y empresarial, ha llevado al país a altos niveles de endeudamiento y a recurrir una y otra vez a la cesación de pagos y a la reestructuración de la deuda externa, y a convertirse en el mayor cliente global del FMI. Ni UP ni PRO está en desacuerdo en que la respuesta para llenar el vacío entre la ausencia de impuestos y el presupuesto sea endeudarse más. No se consideran menos gasto, menos aún más impuestos y nunca menos corrupción. Ninguno de los dos está dispuesto a auditar la deuda nacional, ¡los dragones invisibles del territorio inexplorado! Ambos son extremadamente generosos cuando se trata de subvenciones extraordinarias a la energía y una variedad de otras subvenciones estatales a la industria local, incluidas las multinacionales de propiedad extranjera. Por razones populistas, ambos apoyan también la energía residencial barata (o a menudo gratuita) para aumentar sus posibilidades de reelección. Ni el PRO ni UP tienen otro plan para Argentina que no sea la continuación de las políticas actuales, centradas en la exportación subvencionada por el Estado, que proporcionan muchos puestos de trabajo con salarios bajos y traen dólares que se gastan inmediatamente para pagar sus propios chanchullos o los intereses de la deuda nacional. No es de extrañar que esta política también sea defendida por el principal acreedor de Argentina: el FMI.

Las principales exportaciones argentinas son materias primas denominadas en dólares, como la soja, el oro, los cereales, el gas y el petróleo (típicamente no convencional a base de ‘Fracking’) ya que muchas de sus exportaciones industriales no son competitivas por lo menos a los precios locales. Esto también hace que cualquier forma de mitigación climática sea altamente improbable, o casi imposible, pero ni PRO ni UP derraman una lágrima por el medio ambiente. En cuanto al medio ambiente, un tema raramente discutido por Milei, siendo fiel a sus clones ultra-liberales en otros países, él propugna la negación del cambio climática sin importar si los resultados (dengue en la capital, inundaciones, etc.) sean desastrosos para la población en general. Para darle a Milei su merecido, su amistad con el mercado es totalmente incompatible con cualquier acción sobre el clima, ya que el colapso climático es inconveniente, por decirlo suavemente, para los dioses del mercado. También para ser claros ni UP ni PRO ofrecen nada en el frente de la mitigación climática excepto excusas, pero al menos miden el daño hecho.

Las pequeñas diferencias de la vida

Donde la casta argentina sí permite que sus bloques políticos compitan es la política en cuanto la privatización o nacionalización de monopolios y en las subsidios (un poco más o un poco menos preferible para los hogares). Las facciones kirchneristas de UP favorecen actualmente la industria estatal; de hecho, Cristina Fernández de Kirchner, actual saliente vicepresidenta, re-nacionalizó la mayor parte de YPF (la petrolera parcialmente estatal, salvo el parte de su entonces amigos) y Aguas Argentinas (lo más parecido de la que tiene Argentina a una compañía nacional del agua).

Ninguna de las dos facciones ha sido capaz de resolver el problema de la inflación, que lleva más de una década ausente de control. Existe una flagrante inacción a la hora de romper los acuerdos de precios de los cárteles (una política lógicamente esencial en una nación proteccionista que no ofrece competencia viable con productos o servicios provenientes del exterior). Este es un tema sensible para la casta argentina, indispuesta a poner los márgenes de sus empresas a negociación. Tanto PRO como UP se basan únicamente, y de forma totalmente infructuosa, en acuerdos voluntarios de precios (precios “justos” etc…).

La inacción en materia de competencia/monopolio ha provocado una inflación masiva durante décadas, siendo actualmente en 2023 del 110% anual. Milei desvía estas críticas al mercado recurriendo al economista Mises y a otros teóricos economistas de la ultra-derecha, que culpan a la inflación por la excesiva emisión de pesos. El dogma de Mises no es la realidad del aumento de los precios y de la presión de los exportadores para devaluar la moneda para obtener mano de obra más barata.

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