Milei ofrece propuestas del mercado que no son pensadas ni en las especificas del mercado argentino ni en su población pobre. Aboga por la destrucción de la salud pública, la eliminación del banca central por lo tanto de todos los bancos públicos (banco de la Nación, Credicoop etc…). Si Milei sale con la suya entonces todo lo público debe desaparecer, incluyendo cualquier apoyo a la investigación científica que se canaliza a través del organismo dedicado a la promoción de la ciencia y la tecnología en la Argentina, el CONICET. Lo que quedaría del estado será la seguridad y un Ministerio de Economía (sin intervención en la sancto mercado y sin Banco Central).
Milei sostiene que con la eliminación del control estatal de casi todo la economía argentina se dará rienda suelta a la mano mágica del libre mercado. La eliminación del banco central además y de la moneda argentina, y el uso del dólar estadounidense en su lugar, será la fórmula mágica para eliminar también la inflación.
En eso Milei y sus seguidores de alguna manera no se dan cuenta de que este no fue el caso cuando Menem y Cavallo (ambos ídolos de Milei) dolarizó efectivamente en la década de 1991-2001. La historia demuestra que incluso una economía argentina liberalizada y dolarizada sin competencia interna en los años ’90s tuvo una inflación alta. Sus evangelistas dicen que la dolarización llevará la inflación a cero, de hecho lo que ocurrió en los años 90 es que la inflación se mantuvo obstinadamente alta en el 7% en términos de divisas fuera de control de la BCRA.
Evidentemente, no se trata de unos 800% de hiperinflación, ni del 110% que existe actualmente, pero sigue siendo significativamente más alta que en otros lugares y reduce la competitividad internacional. En 2000, Argentina fue un lugar muy caro para vivir y para hacer negocios.
Por último, cabe señalar que, en términos generales, como ya se ha dicho, el peronismo aboga por la propiedad pública nacionalisado en determinados sectores (lo que convierte al peronismo en la pesadilla de las multinacionales). Sin embargo, esta regla general esconde grandes excepciones. Tomemos por ejemplo la petrolera estatal argentina “YPF”. YPF fue privatizada (gran parte vendida a Repsol) por el presidente peronista Carlos Saúl Menem utilizando cientos de millones de dólares en sobornos para comprar votos de sus propios senadores y diputados que se resistían a votar a favor. Menem era el ejemplo perfecto del neoliberalismo sudamericano. El FMI lo llevaba de un lado a otro a las conferencias económicas para dar discursos a otras naciones. Es difícil ignorar el parecido físico de Milei con Menem en los años 80, basta con ver los peinados y las patillas.
Nada de esto debería sorprender a quien haya analizado a otros candidatos ultra-liberales en el resto del mundo como fue Bolsonaro, Trump, Nigel Farage etc…. Milei no tiene una sola idea nueva en su cabeza, es simplemente un frontispicio, una voz, para un dogma económico del siglo 19 (de Mises y la escuela económica Austriaca). En la argentina Milei y sus ultra-liberales nombran (sanctifican) a Juan Alberdi cómo el Mises Argentino. Sus ideas favorecen a los ultra ricos que no quieren pagar por los servicios del estado. A los pobres no sólo no les ofrece nada (salvo un canal de la ira) además les quitan la salud, la educación y varias derechos importantes.
Milei es sólo un peinado diferente dentro de un grupo de adherentes a unas ideas que nunca se han implementados en ningún país con éxito.
Leave a Reply